El panteón de Osha-Ifá -Santería- está integrado por deidades que juegan un papel decisivo en relación con el equilibrio y la armonía del individuo. (Panteón; proviene del Griego παν, pan:‘todo’ y θεών, theón: ‘de los dioses).
El panteón de Osha-Ifá -Santería- está integrado por deidades que representan áreas de la naturaleza. Por ejemplo, un área de la naturaleza que reúne determinadas fuerzas místicas y que tiene un concierto específico de características podría representar al Osha Shangó y así respectivamente hasta agotar a todos los Osha y Orishas conocidos. Los individuos, según sus características materiales-espirituales, vibran en concordancia con algunas de las diferentes áreas de la naturaleza.
Los individuos, según sus características materiales-espirituales, vibran en concordancia con algunas de las diferentes áreas de la naturaleza.
Un individuo que vibra y que reúne un conjunto específico de características con relación al área de la naturaleza que vibra con Shangó, en el momento de la iniciación, se le aproxima, para estar junto con él en el plano terrenal, el espíritu de un ancestro que en su vida estaba iniciado y su Ángel de la Guarda era Shangó. Aún sin estar iniciado, ese individuo que vibra con Shangó, recibe la irradiación de dicha espiritualidad.
En sí los Oshas y los Orishas están relacionados a un área de la naturaleza con determinadas fuerzas místicas, al espíritu de un ancestro y a un individuo, todos los cuales reúnen el mismo concierto de características, matizándose lo místico con la naturaleza y lo humano. Esto resulta complejo para su comprensión porque para entender es menester ubicarnos en la óptica de Osha-Ifá como un sistema religioso diferente y único, en el cual la naturaleza juega un rol vital. Esto explica por qué en un mismo momento puede haber tantas personas consultando a Shangó o estar poseídos por Shangó en lugares diferentes.
Como están relacionados a la naturaleza y a lo humano, estos Oshas y Orishas son muy semejantes al hombre en sus virtudes y defectos. Todos estos Oshas y Orishas acogen al creyente del sistema religioso como a un hijo, con el cual se comunican con la intermediación del oráculo o en una demostración íntima de evidencias para él.
Es interesante observar que independientemente del Ángel de la Guarda de cada individuo, al cual se asocian un conjunto determinado de Oshas y Orishas, no se conoce ningún caso en que sea quien fuere el individuo, su Ángel de la Guarda y sus espiritualidades ancestrales, se haya excluido del conjunto de Oshas acompañantes al Osha Elegbara. También Elegbara juega un rol fundamental en el subsistema oracular del Dilogún y en el de Biagué y Aditoto. En la iniciación de Osha, la Letra que da Eleguá comienza el signo rector de la vida del iniciado, por lo cual se puede deducir el rol que desempeña Eleguá en la búsqueda del equilibrio y la armonía.
En relación con los términos Oshas y Orishas, se les dice Oshas a las deidades que se ponen, durante la iniciación, en una posición del cuerpo humano tan importante como lo es la cabeza y Orishas a los que se ponen sobre un hombro o en ambas manos.
Los Oshas y los Orishas tienen cierto orden jerárquico. Para un individuo el Ángel de su Guarda resulta ser el Osha o el Orisha de más relevancia y esto ocurre porque en momentos específicos y en determinadas circunstancias el Ángel de la Guarda es quien sale a defenderlo. Sin embargo, a veces ocurre que es otro Osha u Orisha quien sale a defenderlo ante una situación, por lo que en relación con los individuos y ante determinadas situaciones específicas el Osha o el Orisha que juega un rol más importante no tiene que ser precisamente el que mayor jerarquía posee, sino el que es capaz, por las funciones que desempeña, de poner en un plano favorable esa situación.
Se aprecia cierto ordenamiento que consiste en que todos los individuos iniciados tienen Eleguá, Ogún, Oshoosi y Osun a los cuales les llama Orisha Oddé o “Los Guerreros” e independientemente del Ángel de su Guarda todos los individuos iniciados tienen Obatalá, Yemayá, Shangó y Oshún a los que se le llama “Oshas de cabecera”. Este ordenamiento incluye el hecho de que cada individuo iniciado según el Ángel de la Guarda recibe un conjunto específico de Oshas y Orishas que difieren de un Ángel de la Guarda o de otro, por ejemplo:
En este ordenamiento se le llama otros Oshas a Eleguá, Ogún, Oshosi y Oyá y también está el caso de Agayú y Babalú Ayé que en algunas zonas se consagran como Oshas y en otras como Orishas.
Son llamados otros Orishas a Orisha Oko, Inle, Olokun, Yewá, Obba, Oduduwa, Osun, Osain, Naná Burukú, Nanú e Iroko todos los cuales pueden ser Ángel de la Guarda y para su consagración se siguen procedimientos especiales combinándolos con algunos de los Oshas existentes y se pueden recibir como objeto de adoración. Además, se categorizan como Orishas a Eshu, Oke, Ogué, Ibeyis, Añá, Orí, Orun, Oddé y Abita los cuales no resultan ser Ángel de la Guarda de nadie, y Orula asociado a los profundos conocimientos de Osha-Ifá, los cuales también se reciben como objeto de culto.
En el caso de Ikú se menciona como un Orisha y Egun como al representante de los difuntos y los ancestros. Ninguna de estas deidades son Ángel de la Guarda ni se reciben como objeto de culto. En relación con Olorun, Olordumare y a Olofin no son mencionados como Oshas ni como Orishas y al referirse a ellos se hace con excepcional respeto y rigurosidad, en el caso de Olofin y Olorun se conoce que se recibe un atributo denominado Igba Odun para Olofin e Igba Olorun para Olorun, los ritos relacionados a Olorun, Olordumare y Olofin están prácticamente restringidos a los Awó ni Orunmila “Olofistas”.
Un tema particular es que algunos Oshas y Orishas tienen múltiples representaciones mientras que otros no. Los que tienen múltiples representaciones son Eleguá, Ogún, Obatalá, Yemayá, Oshún, Oduduwa y Babalú Ayé.
Esta el hecho de que diferentes Oshas y Orishas se hacen acompañar en su desempeño por otros Orishas como es el caso que se presenta en la siguiente tabla:
Eleguá: Es un Osha. El primero de un grupo inseparable conceptualmente junto con Ogún, Oshosi y Osun (Orisha Oddé). Es la primera protección de un individuo que siempre está para salvarle, su guía. Este es el primero que debe consagrar cualquier Aleyo. Representa la vista que sigue un sendero. En la naturaleza está simbolizado por las rocas. El mensajero de Olofin. Vino a la tierra acompañando a Obatalá. Es un Orisha adivino. Es el que abre y cierra los caminos. Vive generalmente detrás de la puerta. Siempre hay que contar con él para hacer cualquier cosa. Es portero del monte y de la sabana. Eleguá es una otá que representa la naturaleza del individuo que lo recibe, no se carga generalmente. Es un Osha que se consagra en la cabeza del iniciado, va a estera el día del itá de Osha y habla por el Dilogún. Su conversación es fundamental junto con la del Ángel de la Guarda determinando el signo principal del Olosha. Es el Orisha rector e intérprete de las letras del subsistema oracular del Dilogún y juega un papel importante en el subsistema oracular de Biange y Aditoto. Lo entregan los Babaloshas e Iyaloshas. Es el único que fue y regresó del mundo de Ará Onú.
Eshu: Es un Orisha. Está en el grupo de Orisha Oddé. Rige las manifestaciones de lo malévolo, para que se manifieste lo benévolo hay que tener en cuenta el mal y tomar precauciones para evadirlo. Es un Orisha que entregan los Babalawo y lo consagran con diversos elementos de la naturaleza. No se consagra en la cabeza, no habla por el Dilogún y no va a estera. Trabaja directamente con Orula; es el que lleva el ebbó y da cuenta de las ofrendas que se hacen. La mayoría de los Oshas y Orishas se hacen acompañar por un Eshu específico. Además, todos los odun de Ifá tienen su Eshu particular, al igual que todas las circunstancias de la vida pueden llevarlo. Eshu como objeto de adoración es fabricado por los Awó ni Orunmila.
Ogún: Es un Osha. Está en el grupo de Orisha Oddé, este grupo lo conforman Eleguá, Ogún, Oshosi y Osun. Es uno de los primeros Orishas y Oshas que recibe cualquier individuo. Es la fortaleza; representa también el trabajo y la fuerza áspera e inicial, la fuerza que encierra la caja del cuerpo humano, el tórax, donde están todos los órganos vitales. En la naturaleza está simbolizado por el hierro, todos los metales y la virilidad descomunal en el ser humano. Es dueño de las herramientas y de las cadenas. Es el Osha decisivo en el ceremonial de la confirmación de los Oloshas (Pinaldo) y en la ceremonia de confirmación de los Awó ni Orunmila (Kuanaldo). Él es el que tiene el derecho preferente de sacrificar, ya que le pertenece el cuchillo que es el objeto con el que generalmente se sacrifica.
Oshosi: Es un Osha. Está en el grupo de Orisha Oddé. Este grupo lo conforman Eleguá, Ogún, Oshosi y Osun. Es uno de los primero Orishas y Osha que recibe cualquier individuo. Orisha cazador por excelencia, se relaciona con la cárcel, la justicia y con los perseguidos. Es el pensamiento que es capaz de trasladarse a cualquier sitio o a cualquier tiempo y capturar o coger algo. Está simbolizado por las armas a partir del arco y la flecha y está relacionado especialmente con Ogún.
Osun: Es un Orisha. Está en el grupo de Orisha Oddé. Este grupo lo conforman Eleguá, Ogún, Oshosi y Osun. Es uno de los primeros Orishas y Osha que recibe cualquier individuo. En términos generales está representado por una copa de metal plateado y en la parte superior puede tener la figura de un gallito. Su base es sólida para mantenerlo parado. Osun es un Orisha que consagran los Awó ni Orunmila y sólo éstos tienen potestad para entregarlo. Osun representa al espíritu ancestral que se relaciona con el individuo genealógicamente y lo guía y le avisa; es la vigilia. Osun junto con Eleguá, Ogún y Oshosi simboliza a los ancestros de un individuo específico. Existen los Osun del tamaño de una persona; de Awó ni Orunmila y de Oduduwa, entre otros. Osun guarda una relación especial con Orula.
Obatalá: Es un Osha. Está en el grupo de los Oshas de cabecera. Padre de todos los hijos en la tierra. El es el creador del ser humano. Como creador es regidor de todas las partes del cuerpo humano, principalmente de la cabeza, de los pensamientos y de la vida humana, dueño de la blancura o donde participa esencialmente lo blanco como símbolo de pureza y paz; dueño de la plata y de los metales blancos. Representa la creación que no es necesariamente inmaculada; lo magnánimo y superior, también la soberbia, la ira, el despotismo y las personas con defectos o dificultades físicas y mentales. En la naturaleza está simbolizado por las montañas. Es el que intercede ante cualquier Osha u Orisha por cualquier individuo ante una dificultad que tenga, porque se considera el padre del género humano y dueño de todas las cabezas. Cuando no se puede definir y no se sabe cuál es el Ángel de la Guarda de un individuo, Obatalá es el Osha que se le consagra.
Yemayá: Es un Osha mayor. Está en el grupo de los Oshas de cabecera. Iyá Omó Aiyé, Yemoyá madre todos los hijos en la tierra, considerada como la madre de todos los Oshas y Orishas y de todos los seres humanos y representa al útero en cualquier especie como fuente de la vida, la fertilidad, la maternidad, en la naturaleza está simbolizada por las olas del mar, al igual que su baile que asemeja el movimiento de las olas del mar. Fue la que trajo el Dilogún a la tierra.
Shangó: Es un Osha. Está en el grupo de los Oshas de cabecera. Osha guerrero. Dueño de los tambores Batá, del baile y la música; representa la necesidad y la alegría de vivir, la intensidad de la vida, la virilidad y belleza masculina, las riquezas y el dinero. En la naturaleza está simbolizado por el trueno y el relámpago. Es el dueño del sistema religioso de Osha-Ifá. Representa el mayor número de situaciones favorable y desfaborables. Fue el primer dueño e intérprete del oráculo de Ifá, es adivino e intérprete del oráculo del dilogún y del de Biange y Aditoto. Shangó representa y tiene una relación especial con el mundo de los Egun. En el cuarto de la consagración está representado por el pilón.
Oshún: Es un Osha. Está en el grupo de los Oshas de cabecera. Representa la intensidad de los sentimientos y la espiritualidad, la sensualidad humana y lo relativo a ella, la delicadeza, la finura y la feminidad. Es protectora de las gestantes y las parturientas; se representa como una mujer bella, alegre, sonriente pero interiormente es severa, sufrida y triste. Ella representa el rigor religioso y simboliza el castigo implacable. Es la única que llega a donde está Olofin para implorar por los seres de la tierra. En la naturaleza está simbolizada por los ríos. Es la apetebi de Orunmila. Está relacionada con las joyas, los adornos corporales y el dinero.
Otros Oshas
Oyá: Es un Osha. Está muy relacionada con el Orisha Ikú, la divinidad de la muerte. Propicia los temporales, los vientos fuertes o huracanados y las centellas. Simboliza el carácter violento e impetuoso. Vive en la puerta de los cementerios. Representa la intensidad de los sentimientos lúgubres, el mundo de los muertos. En la naturaleza está simbolizado por la centella. Junto con Eleguá, Orula y Obatalá domina a los cuatro vientos. Se le llama con el sonido de la vaina de flamboyán. Representa la reencarnación de los antepasados, la falta de memoria y el sentimiento de pesar en la mujer. La bandera, las sayas y los paños de Oyá llevan una combinación de todos los colores excepto el negro.
Agayú: Es un Orisha. Es el bastión de la Osha y particularmente de Obatalá. Representa en la naturaleza al volcán, el magma, el interior de la tierra, además las fuerzas y energías inmensas de la naturaleza, la fuerza de un terremoto, las de un ras de mar, la lava de los volcanes circulando intensamente en el subsuelo ascendiendo a la superficie, la fuerza que hace girar al universo y a la tierra en el. Vive en la corriente del río. En lo humano se representa por un barquero en el río. Es una deidad que en algunas partes de Cuba lo hacen directamente; en La Habana generalmente se hace Oshún o Shangó o Yemayá con oro para Agayú.
Babalú Ayé: Es un Orisha. Muy conocido y venerado. Representa en general las afecciones de la piel, las enfermedades contagiosas, especialmente las venéreas y las epidemias en el ser humano. En la naturaleza de día se esconde entre la hiedra, el coralillo y el cundeamor para protegerse del sol. Sale de noche. Es una deidad que en Matanzas y en La Habana los descendientes de los Arará lo hacen directamente; en La Habana generalmente se hace Yemayá con oro para Babalú Ayé.
Orisha Oko: Es un Orisha. En la naturaleza representa la tierra y en la vida el trabajo agrícola y los cultivos; está relacionado directamente con la agricultura y el campo. Da fortaleza a la vida porque proporciona los medios de sostén de la misma dando los alimentos necesarios para vivir. Está fuertemente relacionado a Ogún y a Olokun.
Inle y Abatá: Es un Orisha. Médico y adivino. Es guerrero, cazador y pescador. Está representado en la naturaleza por el pescado. Simboliza la salud que se recibe para apartar las enfermedades. Es proveedor del sustento humano. Es guía de los caminantes. Abata se recibe con Inle o después de tener a Inle, está simbolizado en la naturaleza por el majá.
Olokun: Es un Orisha. Fundamento de Osha e Ifá y está relacionado con los secretos profundos de la vida y de la muerte. Olokun proporciona salud, prosperidad y evolución material. Tiene la capacidad de transformarse. Es temible cuando se enfurece. En la naturaleza está simbolizado por las profundidades del mar y es el verdadero dueño de las profundidades de éste, donde nadie ha podido llegar. Olokun es una de las deidades más peligrosas y poderosas de la religión Osha-Ifá.
Yewá: Es un Orisha. Representa la soledad, la contención de los sentimientos, la castidad femenina, la virginidad y la esterilidad. Es la dueña de la sepultura, está entre las tumbas y los muertos y vive dentro del féretro que está en el sepulcro.
Obba: Es un Orisha. Representa el amor reprimido y el sacrificio por el ser que uno ama, el sufrimiento y simboliza la fidelidad conyugal. Está relacionada a los lagos y las lagunas. Junto con Yewá y Oyá habita en los cementerios y representan a guerreras temerarias. Ella, a diferencia de Yewá que vive dentro del féretro, custodia las tumbas.
Oduduwa: Es un Orisha. Rige en los secretos de los Egun e Ikú. Su representación material alude a la formación del mundo, del cual forman parte el reino animal, el vegetal y el mineral. Vive en las tinieblas profundas de la noche. Tiene un solo ojo fosforescente. Es una masa espiritual de enorme poder que no tiene forma ni figura. Se vale de los espíritus para manifestarse. En relación con el ser humano fue el primer Obá que hizo Itá en la tierra. Está espacialmente relacionado a Orunmila, Obatalá Obalofun y a Oshún.
Osain: Es un Orisha. Rige la naturaleza y es la naturaleza misma. En el ser humano está en la parte izquierda del cuerpo. Con los conocimientos de Osain se salva la vida y fortalece para la guerra, aleja la muerte. Es médico, dueño y sabio de todos los secretos de la naturaleza. Es conocedor de todas las plantas, animales y minerales. Es un Orisha adivino. Todos los Oshas y Orishas tiene un Osain, como también lo tienen los Odun del subsistema oracular de Ifá y las circunstancias de la vida. Hay que contar con él para cualquier consagración, ya que en éstas siempre hay que usar hierbas y plantas. Sus hijos son llamados Adá Jun She.
Naná Burukú: Es un Orisha. Es un Orisha hembra y se le atribuye poderosa espiritualidad desde la antigüedad. Rige en los ojos de agua, las desembocaduras de los ríos y en las lagunas. Entre los creyentes de origen Iyesá la consideran un Obatalá y entre los de origen Nina Popo, un Orisha independiente. Naná Burukú da fortaleza a la cabeza del individuo.
Nanú: Es un Orisha. Es un Orisha hembra relacionada a Obatalá y a Babalú Ayé.
Iroko: Es un Orisha. Es el Orisha del caminante. Relacionado a los buenos y malos deseos. Se consagra a través de Obatalá y vive en el follaje de las ceibas.
Oké: Es un Orisha. Es el guardiero y simboliza la fuerza de todos los Oshas. En la naturaleza está en la loma. Es la cabeza de la tierra, se recibe siempre con Obatalá, siendo uno de sus pilares. Está relacionado al acto de la creación. Todas las personas que se consagran en Osha lo reciben y es imprescindible en la iniciación. Es un Orisha de fundamento que no se asienta, pero es inseparable de Obatalá y lo reciben todos los que se inician en Osha. Es una otá blanca y grande sacada del mar.
Ogué: Es un Orisha. Es un Orisha que no se asienta pero que se recibe indispensablemente con Shangó, al que protege y simboliza parte de su fuerza. Se representa con dos tarros.
Ibeyis: Es un Orisha. Está representado por dos deidades idénticas que son Taewó y Kaindé y una más que es Ideú, Personifican la fortuna, la suerte y la prosperidad. Son capaces de salvar de la muerte y de lo malévolo. Se encuentran en los caminos de los montes, protegen a los caminantes. Uno de los símbolos más importantes de los Ibeyis son los tamborcitos con los cuales vencieron a Abita. Se pueden representar por tres combinaciones de figuras, una de hembra y una de varón, dos de varón o dos de hembra. Los Ibeyis le pertenecen a Yemayá y a Shangó y están muy fuertemente asociados a los niños.
Añá: Es un Orisha. Mediante Añá se da conocimiento a Olodumare que determinado individuo se inició en la tierra y facilita el vínculo entre los individuos iniciados y los Oshas y Orishas. Está representado por los tambores Batá, donde este Orisha vive. Está simbolizado por el mismo tambor y la música. En la naturaleza está en la vibración sonora y rítmica que invoca lo místico. El sacerdocio del Orisha Añá existe en el mismo concepto en que puede existir a otros Oshas y Orishas con la diferencia de que es exclusivo para hombres y dentro de éstos para personas que no caen en trance. Los hombres consagrados en este culto se llaman Omo Alañá. En el cuerpo humano las manos son el objeto de su consagración. Está estrechamente relacionado a Shangó, a Osain y a Eshu.
Orí: Es un Orisha. Rector de lo divino en la exclusiva particularidad de un ser. Rige el destino del individuo, el cual, como ser espiritual, eligió frente a Olordumare, antes de encarnar el cuerpo material. Es un Orisha que posee cada individuo desde el momento de su nacimiento.
Orun (Orisha Oro): Es un Orisha. Representa el espiritu del primer hombre que vivió en el mar y que engendró hijos en la tierra. Rige en la genealogía de un individuo, en sus ancestros difuntos. Oro recibe también el nombre de Itú, esta asistido por Irele que es quien invoca al viento. Los Oní Shangó a Orisha Oro le llaman a Ará Troneo y el objeto que simboliza a este Orisha tiene forma de pescado, en otros casos son tablillas con formas muy características. El receptáculo donde vive Orisha Oro se llama Igba Orun.
Oddé: Es un Orisha. Orisha padre de Oshosi. Rige en la magia y los hechizos de los cazadores. Relacionado a Osain, le pertenecen las aves de los bosques. Le asiste Eshu Akoro y se hace acompañar de dos perros que se llaman Eyio Soro e Iyabe.
Abita: Es un Orisha. Representa la existencia de lo malévolo, su vasto poder y extensos conocimientos para salvar de la maldad con la maldad y para aniquilar con ella de una forma fulminante.
Orula: Es un Orisha. Representa la sabiduría, la inteligencia, la picardía y la astucia que sobreponen al mal. Tiene el conocimiento de las cosas secretas del ser humano y la naturaleza, así como el conocimiento acumulado sobre la historia de la humanidad. En el plano humano representa las espiritualidades de todos los Awó ni Orunmila difuntos. Es el Orisha rector e intérprete de los odun del oráculo de Ifá. No se asienta en la cabeza y sólo se comunica a través de su oráculo. Goza del privilegio de conocer el principio y origen de todas las cosas, incluidos los Oshas y Orishas. Permite que el hombre conozca su futuro e influya sobre él. Está muy relacionado con Eshu y Osun. Está presente en el momento en que el espíritu que va a encarnar a un individuo está eligiendo su destino. Representa la seguridad, el apoyo y el consuelo ante la incertidumbre de la vida. Con su ayuda todo es posible. Sus sacerdotes pudieran ser los mejores organizados, los más místicos y más sabios. Eshu es su ayudante. El sacerdocio del Orisha Orula existe en el mismo concepto en que puede existir a otros Oshas y Orishas con la diferencia de que es exclusivo para hombres y dentro de éstos para personas que no caen en trance. Las mujeres pueden llegar hasta la consagración de Ikofafún ni Orunmila y tienen el privilegio de ser escuchadas con más acierto que a los hombres; las mujeres que son Apetebí Ayafá son las verdaderas dueñas del fundamento de Ifá del sacerdote al cual asisten.
Ikú: Es un Orisha. Representa la muerte. Rige en el momento final de la vida de un individuo.
Egun: Representa a los espíritus de todos los seres humanos difuntos, desde los ancestros de un pueblo o nación hasta los espíritus de todos aquellos que un individuo conoció, incluyendo especialmente entre los cercanos a los de los familiares, amigos y a los del propio linaje religioso.
Olordumare: Creador de la vida, creador del reino animal, vegetal y mineral, de la existencia y de la perfección, fundamento de Osha-Ifá. Rige en la extensión, en la expansión, en lo eterno que perdura a través del tiempo y el espacio. Guarda relación directa con los conceptos de nacer, criar, crecer en estabilidad y armonía por el sendero guía del bienestar.
Olofin: Relacionado directamente con Olordumare en su vínculo con todos los Oshas, Orishas y Egun y expresiones místicas. Interviene en la existencia humana con la intermediación de los Oshas y Orishas. Es el que otorga los poderes y las funciones que asisten a cada cual.
Olorun: Olorun es el sol, considerado fuente de la energía sustancial y del ashé, lo que existió antes que algo, es el que provoca la existencia divina. Representa la fuerza vital de donde Olordumare adquiere lo que necesita. El culto a Olorun está extraordinariamente restringido en Osha-Ifá. Como objeto de adoración se llama Igba Olorun. Cuando se hace Itá, antes de comenzar este, se hace una ceremonia llamada Ñangareo, que es una invocación a Olorun y se hace por la mañana bien temprano, antes de las 12 del día, saludando al sol con los brazos abiertos con las palmas de las manos hacia arriba, en una postura solemne y meditando profundamente.
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