Muchos han sido los escritos que hablan sobre los orígenes del pueblo yoruba, religion santeria . El debate de su origen no es uno nuevo. El antropólogo William Bascom, dedicó tiempo considerable al estudio del pueblo yoruba y analizó muchas de las conclusiones históricas por de los antropólogos de la época, ofreciendo una perspectiva más refrescante. En su libro The Yoruba of Southwestern Nigeria, publicado originalmente en el 1969, rompe con el patrón histórico de atribuirle el origen histórico de los yoruba al Medio Oriente y/o Egipto. ¿Cómo lo logra? Bascom sostiene su argumentación con dos elementos fundamentales: 1) evidencia lingüística 2) mitos de la creación.
La evidencia lingüística indica un origen Occidental del pueblo yoruba y su religion santeria, o sea, que proviene de la misma área geográfica del África occidental donde actualmente se encuentran los pueblos yorubas.
Según Bascom (1984), los yorubas del sudoeste pertenecen a la rama lingüística Níger-Congo. Greenberg (1963) sostiene que la rama lingüística de Níger-Congo pertenece a la familia lingüística congo-kordofana, la cual incluye la gran mayoría de lenguas de África occidental.
De existir un origen fuera de África occidental, el mismo se vería reflejado en evidencias lingüísticas, como, por ejemplo, los hausa y kanuri cuya rama lingüística es de origen del norte o este sahariano.
Los mitos de la creación yoruba y su religion santeria suponen una aparente paradoja histórica, y es que el origen de los yorubas en el Medio Oriente se remonta los escritos de Mohammed Bello, sultán de Sokoto.
En el 1824, según Bello, los yorubas eran los remanentes de los antiguos hijos de Canaán de la tribu de Nimrod. Éstos, supuestamente, fueron poco a poco expulsados de Arabia por un príncipe llamado “Yaa-rooba”. Los descendientes de estos exiliados poblaron múltiples áreas africanas a lo largo de su travesía. No obstante, no se puede pasar por alto que entre 1817-37 Mohammed Bello fue el sultán responsable de declarar el yihad a los reinos yoruba aledaños a su imperio. Dicho conflicto bélico, ayudó a que cayera el reino yoruba de Oyó y así comenzar la trata esclavista, sin resistencia militar considerable, con el pueblo yoruba.
Otra explicación de los orígenes yoruba la recuenta el antropólogo Samuel Johnson (1920). Éste recopiló varias historias tradicionales en Oyó. Según sus fuentes, dice que Oduduwa es el hijo del rey Lamurudu de Mecca. Acusado de idolatría, fue expulsado por defensores musulmanes. Una vez expulsado, caminó durante 90 días hacia el Este hasta llegar y fundar a Ifé. Aunque se obvia un detalle fundamental, y es que Ifé queda al Oeste de Mecca, Johnson es el único autor que recopiló dicha leyenda entre los yorubas.
Más aún, los mitos de la creación yoruba destacan que no tan sólo los yorubas son originales de Ilé-Ifé, sino que la tierra (la extensión territorial del planeta) también fue creada en Ilé-Ifé. Esta leyenda fue recopilada por primera vez por Richard y John Lander (1830). Una versión más robusta la recopiló Samuel Crowther (1843). La leyenda de la creación del mundo, bien conocida por los practicantes de la fe yoruba ahora conocida como religion santeria .
Es un fundamento compuesto por tres alboranes: Abta, Ara Unla, Tentaorun y su Ikoko. Representa la existencia de lo malévolo y su vasto poder. Representa así mismo los extensos conocimientos para salvar de la maldad con la maldad y para aniquilar con ella de una forma fulminante.
Como es una especie de Ossaín con un gran poder en la parte negativa, es regularmente utilizado para hacer el daño y muchos hacen una analogía de éste con Azrael (Satanas). Oloddumare es el Creador al cual debemos dependencia por su eterna grandeza. Oloddumare es reconocido por diferentes nombres o acepciones (Olorun u Olofin) que expresan siempre el reconocimiento a la energía primaria, el poder vital en una forma absoluta, la gran fuerza de todas las cosas. Estos términos se resumen en el vocablo yorubá "Ashé", concepto que también identifica a Oloddumare. Las cualidades que se le atribuyen son específicas y únicas porque Él es omnipotente, inmortal, omnisciente y trascendente; Es el bien en toda la extensión de su significado, Él no creó el mal y no participa de él, por eso Oloddumare solo es feliz con nuestras buenas acciones.
Aunque realmente no hay templos ni sacerdotes de Oloddumare no es correcto decir que las personas no le rinden culto pues entre los yorubas y los seguidores de la religión yoruba, religion santeria, se le concede gran importancia al rezo, la adoración y la invocación, (La Moyugba). En cada una de sus plegarias, ofrendas, actos de gracias por bendiciones recibidas, proverbios, en fin, en cualquier pensamiento o ceremonia religiosa, o consulta espiritual está presente el nombre de Oloddumare, porque fue Él, quien nos dio el aliento de la vida con su poder magnificente y autoridad.
En cierta ocasión Abita no se encontraba conforme con todos los poderes que Olofin le había dado, y quiso terminar con la humanidad y fue a ver a Iku, para que matara a todos los seres humanos.
-Iku (La muerte) le dijo; yo no puedo hacer nada sobre ninguna persona hasta que Olofin (Dios) no me lo ordene, y eso será después que Arun (La enfermedad) cumpla con su trabajo de enfermar y debilitar a los que Olofin nos entregue. Abita contrariado fue a ver a Arun y le propuso que enfermara a toda la humanidad y actuara rápidamente, para que iku acabara con ella,
- Arun le contesto; yo soy un celoso cumplidor de las ordenes de Olofin y mi misión es enfermar a las personas y para eso tengo un periodo o ciclo determinado por Olofin y solo enfermo a los que él ordene y considere que ya se le ha cumplido el tiempo de estancia en la tierra, por lo que no estoy autorizado para actuar por mi expresa voluntad o por el deseo de alguien de enfermar a toda la humanidad al mismo tiempo.
Abita trato de convencer a Arun para que actuara rápidamente sobre todos los humanos que se encontraban enfermos para que Iku cumpliera su misión a él encomendado, Arun también se negó diciéndole: Después que yo actué enfermando a los humanos, sólo Olofin determina cual es el momento que Iku tiene que cumplir su misión de matarlo. Abita se marchó molesto y Arun se quedó intrigado con los morbosos deseos de este, fue a ver a Olofin y le contó lo que le había propuesto Abita. Olofin le entregó unos polvos a Arun para que los echara en el agua cuando Abita volviera a su presencia, donde este debería tomar de esa agua y se enfermara.
Cuando Abita volvió ante Arun para tratar de convencerlo, tomo el agua que le brindo Arun, porque estaba molesto y sofocado. Abita sin lograr sus propósitos, se marchó molesto más aún y a medida que se alejaba se sentía de un gran malestar en el estómago y comenzó a sospechar que Arun le había hecho algo para matarlo. Según pasaba el tiempo se le hacía cada vez más insoportable el malestar en el estómago.
-Él se decía: es mentira yo no puedo enfermar, decidió regresar ante Arun y según se iba acercando los dolores de estómago eran fuertes, se paró en el camino y se dijo: no puede ser yo no estoy enfermo. Al intentar alejarse de nuevo le aumentaron la intensidad de los dolores. Cuando Abita regreso ante Arun, se le calmaron por completo los dolores de estómago y Arun al verlo le preguntó: ¿qué te sucede que has regresado? Abita para no darle a entender lo que le sucedía le respondió; He regresado para saber si has cambiado de idea.
Arun le reafirmó su posición. Abita muy molesto intentó marcharse, comenzándole de nuevo los dolores de estómago, y le preguntó a Arun: Qué has hecho, ¿me has enfermado? Arun le contesto; solo cumplo la voluntad de Olofin, cada cual morirá cuando así lo determina Olofin. Entonces Abita comprendió el mal que quería realizarle a la humanidad y que sólo Olofin es quien ordena, cuándo y cómo Iku debe cumplir con su trabajo.
En los principios de los tiempos, existió una época cuando los Orishas residían en el Cielo. Abajo del cielo solo existía el agua primordial.
Olorun le dió a Oshanlá (Obatalá) una cadena, un poco de tierra dentro del caracol de una babosa, una gallina de cinco dedos (La cigueña) y la directriz de crear la Tierra. No obstante, cuando se acercó a las puertas del Cielo se entretuvo con una gran fiesta que llevaban a cabo otros Orishas.
Los otros Orishas al ver a Oshanlá, le ofrecieron un poco de vino de palma para beber, a lo cual Oshanlá no mostró la menor resistencia. De tanto beber, Oshanlá se quedó durmiendo. Al ver esto su hermano menor Oduduwa, quién había escuchado el mandato de Olorun, recogió los ingredientes que tenía Oshanlá y trajo un camaleón a los límites del Cielo y la Tierra.
En ese lugar Oduduwa bajó por la cadena, depositando la tierra encima del agua y a la gallina para que la esparciera. Inmediatamente, la gallina dispersó la tierra en todas direcciones.
Una vez había bastante tierra, Oduduwa depositó al camaleón para probar su firmeza. Al ver que el camaleón pisaba firmemente, Oduduwa bajó de la cadena pisando su nueva creación: Ilé-Ifé, lugar donde reside su santísimo altar.
Cuando Oshanlá despertó, se dio cuenta que su trabajo fue completado. Viendo esto, se convirtió en tabú el beber vino de palma para todos los devotos de Oshanlá. No obstante, Oshanlá bajó a la tierra para reclamar su encomienda. Al ser el mayor, Oshanlá entendió que era dueño de esa nueva Tierra, ya que había sido autorizado por Olorun para llevar a cabo dicha gesta.
Oduduwa insistió que eso no era cierto, ya que la tierra le pertenecía debido a que él fue quien hizo todo el trabajo. Como ambos Orishas no podían llegar a un acuerdo, presentaron su caso frente Olorun. Éste sentenció que la pelea había de terminar al decretar que:
1) Oduduwa era el dueño-rey de la Tierra y se convirtió en el primer rey de Ifé y,
2) otorgó la potestad de moldear con arsilla los cuerpos de los seres humanos a Oshanlá. Así, Oshanlá se convirtió en el creador de la humanidad.
Según la cosmovisión Yoruba, el origen del mundo y la humanidad radica en la sagrada ciudad de Ilé-Ifé. De acuerdo con Bascom, Ilé-Ifé significa “la tierra que se expande”. Los yorubas acuerdan que son descendientes de Oduduwa, y la poesía y canon literario de IFA apunta a que los orígenes de los yorubas son en Ilé-Ifé; lugar donde descendió Oduduwa del cielo para crear la tierra por mandato de Olorun.
Aunque pueden existir muchas teorías sobre sus orígenes, el mito de la creación Yoruba anteriormente expuesto sirve como elemento unificante que abarca una historia documentada, tanto dentro como fuera, de los descendientes de Oduduwa.
Eso fue Orima o Aima, (lenguaje yoruba) lo primitivo; el reino de Eshu. Una capa encima de la oscuridad era el cónclave que contenía los cimientos de una existencia subsiguiente. Dentro del cónclave transparente existía el núcleo de luz, aire, agua, espacio y morada de Oloddumare, o reino de Oloddumare (Dios).
En la plenitud de los tiempos, Oloddumare ordenó a la luz que brotara pronunciando “oh nno yoo” y de esa forma, él iluminó la totalidad de Orima o lo Primitivo. Toda la oscuridad del reino de Eshu fue iluminada, él levantó la cabeza para indagar y dijo; ¿Quién es este?
Oloddumare respondió: -Yo soy Oloddumare y vi que la oscuridad que nos rodea no proporciona la base para la plenitud de la existencia. Por esa razón yo creé la luz para que la vida pueda florecer y embellecer.
Eshu le respondió: -Yo poseía la inmensa mayoría del espacio, este era toda oscuridad excepto la parte microscópica que usted ocupaba. Acepto que la oscuridad no conduce al desarrollo orgánico de la vida ("Esto explica que Eshu no tiene capacidades creativas"), sin embargo, prometo moverme libremente bajo la brillantez de la luz, (La sombra) a lo cual Oloddumare accedió.
Acto seguido, Oloddumare continuó con su labor creadora. Plantas, animales y divinidades se multiplicaban y fue aquel el momento oportuno que aprovechó Eshu para hacer sus famosas proclamaciones: - “Cualquier tipo de vegetación, que florezca bajo el brillo de luz (Sombras) se convertirá en mi terreno de labor y cualquier ser que se cree en la inmensidad del espacio se convertirá en mi sirviente y asistente”.
Este hecho marcó el comienzo de la competencia entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, la franqueza y la confusión, la verdad y la falsedad, la guerra y la paz, la vida y la muerte, así como el antagonismo: Oloddumare-Eshu. (un Dios - un Diablo, lo cual es erróneo). Después de la pronunciación hecha por Echu a Oloddumare, es más fácil entender la presencia de su existencia.
Transcurridos varios millones de años desde la creación, el hombre está tratando todavía de realizar la hazaña de eliminar a las fuerzas del “Mal”. Sin embargo, vemos con claridad que el hombre aún no ha estimado la importancia de las famosas proclamaciones de Eshu.
Eshu es el elemento dinámico y el principio vital de todo lo que existe pues ayuda a formar, desarrollar, movilizar, crecer, transformar y comunicar. Es el funcionario “Especial” de relaciones entre el Cielo y la Tierra, lo visible y lo invisible, es el lingüista, intérprete, supervisor y quien otorga la autoridad y el poder en el sistema adivinatorio de Ifá, (El Oraculo de Ifá).
Esta deidad tiene la prerrogativa de multiplicarse, transformarse y mutilar todo aquello que crea Oloddumare, quien no ha podido impedir que more libremente entre los profanos e indefensos mortales. Según atestigua Ifá, cada ser tiene en su cuerpo su propio Eshu y en la mayor parte del cuerpo literario de este sistema de adivinación aparece Eshu como elemento activo.
Entre sus tareas está, la de resolver todos los trabajos y hallar los caminos adecuados, abrirlos y cerrarlos, y sobre todo, aplicar auxilio y poder para movilizar y desarrollar, no solo la existencia de cada individuo, sino las tareas asignadas y delegadas a cada una de las entidades sobrenaturales. Es quizás a este nivel de interpretación que el profesor Wande Abímbola se refiere a Eshu como una fuerza “neutral” (Eshu no es el Diablo).
Eshu se convierte en el más poderoso controlador y árbitro de sacrificios y ofrendas en la practica de la religion santeria. Y según un pacto con Orúnmila, cuando se le va a sacrificar a un Oricha determinado despues de la consulta espiritual, Eshu siempre debe ser servido también y Primero. Le gustan las ofrendas abundantes y de la misma forma que es servido él ofrece múltiples y abundantes cosas buenas; es hábil, inteligente, poderoso, fuerte y no acepta que se le ignore. Es capaz de crear obstáculos en la vida de un individuo para darle a su víctima una oportunidad a que lo reconozca después del cual él podría transformar la desgracia en suerte o viceversa, es capaz de virar a un hijo contra su padre, a una esposa contra su marido, amigos contra amigos, hermanos contra hermanos, hombres contra hombres, naciones contra naciones, puede influir en la mente de un juez actuando en un caso para hacer o estropear la sentencia que afecta a las personas dependiendo de si el individuo le ofreció o no sacrificio.
Eshu utiliza a las divinidades a voluntad, porque ellas rehusaron reconocer sus poderes de autoridad. El reconocimiento y sacrificios a esta divinidad es lo que nos permitirá desenredar, poco a poco y sin tropiezos, la madeja que es la vida.
En el Oddu Osalofogbejo también narra cuando Echu (Eshu o Esu), era el sirviente de Oloddumare y estaba molesto porque últimamente, frente a su amo y señor se sentaba un personaje extraño a quien debía también servirle.
Eshu por esto molesto, hacia invocaciones de malos espíritus hacia el desconocido y después se limpiaba con un huevo de las Iyami (cuervos) para no ser descubierto. Pero un día olvido hacer esta operación y Oloddumare lo sorprendió y le dijo:
“Este a quien molestas es Abita, el representante del mal y nos sentamos frente a frente en la misma mesa porque el bien y el mal andan juntos y son correlativos, pues hay bien que llevan el mal (Osobbo) y hay mal que llevan al bien (Ire), y por desobedecerme tu, Eshu, servirás lo mismo para el mal que para el bien”.
Ikú, es en sí la muerte misma, la que por mandato de Olofin viene a buscar a aquellos que se les ha acabado el tiempo en la tierra, para que luego Olodumare decida el destino de ellos, si irán al Ará Orún, o deberán volver al Aiyé para terminar su misión.
Ikú dejó de ser Orisha por su arrogancia y pasó a comandar a los Ajogún ó guerreros del mal (aro, ofo, esse, egba, fitiwó, akobá, etc).
Viste de negro, cenizo o marrón oscuros. Perdió su duelo con Orunla, por eso debe respetar a sus hijos y llevarlos solo cuando Olofin lo marque. No posee culto particular, sino a través de Eggun u Oro (Orun). No se le inmola ni se le realizan otro tipo de ofrendas.
Al comienzo del mundo no se conocía la Muerte. Un día los jóvenes se quejaron a Olofin de que había tanta gente que no alcanzaban los alimentos para todos. Olofin llamó a Oyá y le pidió que llevara a Ikú a la Tierra, pero esta no estuvo de acuerdo, pues no cría justo que los hombres la odiaran y le pidió que la relevara de semejante misión.
Entonces Olofin entendiendo que tanto los jóvenes como la Orisha tenían razón, le dijo:
–Bueno, eso podemos arreglarlo, primero enviaré a Babalú Ayé para que lleve a Arun (enfermedad) a la Tierra y cuando los hombres se enfermen, tú los llevarás a Ikú.
Cuando Olofin confió su gobierno a Ikú y Oggún, no se conocían las enfermedades ni los sufrimientos. Un día en que los jóvenes organizaron una fiesta, uno de ellos compró otí (vino) y le brindó a Oggún que bebió hasta emborracharse.
El dueño de la forja y los metales se acostó a dormir. Al rato, llegó Ikú que debía consultarle unos problemas urgentes y quiso despertarlo. Oggún furioso le cortó una mano a su compañero con el machete. La sangre corrió por todas partes. Todo aquel que la pisó se enfermó gravemente. Fue así como se conoció la enfermedad en la Tierra.
El sabio y científico Albert Einsten dijo: “science without religión is blame, religión without science is blind”. La ciencia sin religión es inválida y la religión sin la ciencia es ciega. Partiendo de la conformación metafórica de estas historias (Patakies) y de muchos datos acerca de Eshu y partiendo en base a los fundamentos científicos, diríamos que; Eshu, el llamado “Elegbara” (El que tiene el poder), es la “Energia”.
Como es de saber la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma, de ahí proviene tal vez las diferentes definiciones de joven adulto y viejo que se le da a esta Deidad. La energía es la que produce el movimiento, la dinámica natural. Eshu considerado como la tercera figura del contexto yoruba, es la energía que utiliza las polaridades para ejecutar las transformaciones, así vemos que nada sin Eshu puede existir. Eshu es la energía desplazada entre positivo y negativo (Obatala-Oduduwa), la energía emanada entre el núcleo y el átomo es a su vez la acción y la reacción, la restauración, el resultado.
Así vemos como la energía se desplaza entre términos naturales identificables: Luz–oscuridad, seco-húmedo, amor-odio, frio-calor, inhalación-expulsión, contracción-impulso, malo-bueno, suave-duro, atracción-repulsión, fuerza centrífuga-fuerza centrípeta, etc. La energía es la que ejecuta las transiciones dinámicas de un elemento a otro, de una dimensión a la otra, es la transmisión del sonido, del calor, del aire, del semen a la vagina, es desarrollo. Eshu, la deidad yoruba, que “abre y cierra los caminos”, es un todo. Si Orishanla u Obatala, es el polo positivo y Odduwa u Odduduwa es el polo negativo, Eshu la tercera figura, es la energía que se desplaza entre estos y es por ende el mensajero de la creación misma… de la materia.
Se dice que cada deidad, cada ser creado tiene vida (movimiento molecular activo), tiene implícito su propio Eshu, de no tenerlo, no existiría, es así como las deidades yorubas están conformadas e identificadas por un número determinado de otanes o piedras, así como cada elemento natural tiene su número molecular o atómico. A modo de ejemplo diríamos que; Orishanla tiene 8 piedras, Yemaya 7, Shango 6, Oya 9, Oshun 5, etc.
Y muchos nombres más con los cuales se le invoca es el mensajero entre Oloddumare y el cerebro humano. Es la idea que le fluye a los hombres en su comunicación entre el mundo visible y el invisible. Eshu, es la palabra, es el llamado Ashe, es el fruto del pensamiento que se traduce en modulación con la lengua la cual representa oshetura, por lo que se dice que Eshu, es el primero que prueba, el primero que come. La legua se encuentra en el medio de dos mandíbulas y cada una de estas tiene 16 dientes, 16 arriba y 16 abajo y estos a su vez representan los dos sistemas de Ifa: Ajalorun (cielo-Ife) y Ajalaiye (Tierra-Oyo).
Se dice que la lengua es el portador del Ashe pues mediante la palabra es que podemos lograr muchas cosas, como también destruir todo. Una persona elocuente, que tenga una facilidad de palabra, buenas ideas, buena interpretación será admirada, lograra el convencimiento y ascenderá, mientras que otra que no sepa lo que dice, que dice estupideces, cosas incoherentes o de poco valor lógico social, será echada a un lado y se quedara en la misma posición, permanecerá desapercibido.
Eshu se representa de muchísimas formas; moldeado en barro, cemento, piedra, concha, coco y siempre en forma de cabeza, también lo tallan en madera; con una, dos, tres o cuatro caras. Entre sus herramientas tiene una especie de garrote o bate llamado, Ogbo Eshu o Ilari, que significa la “Iluminación de la conciencia”, es el que le da la habilidad de trascender las restricciones físicas del tiempo y el espacio y además Ilari le habilita la función en las cuatro dimensiones.
Ile Eshu ni bako o sea, “La casa de Eshu ni bako”, es la nuca, el lugar donde está situado el cerebro humano. El mismo Eshu se desfasa en el llamado Elenini “El obstáculo”.
Si vemos que Ori es el encargado de guiar, diríamos que lo representa el cerebro. Entonces tenemos que; Cuando Ori que es el cerebro, vence los obstáculos de Eshu ni bako que controla el cerebelo que es el responsable a su vez de las actividades motoras del cuerpo (Acciones físicas) diríamos que hay éxito y entonces el hombre levanta su cabeza.
Cuando sucede que las actividades motoras del hombre dadas por el cerebelo (Eshu ni bako) han echado a perder lo que realmente pensaba el individuo hacer como correcto, viene entonces la frustración y el individuo baja su cabeza, Eshu ni bako o Elenini han vencido a Ori (El alma en el cerebro). Podemos citar como ejemplo de que una persona tiene problemas con otra y quiere disculparse, en su mente está el razonamiento, pero al encontrarse con esa persona, esta se ofusca y en vez de decirle disculpa, le golpea y después de esto se arrepiente, Eshu ni bako, Elenini vencieron a Ori. La acción venció al pensamiento.
En el cuerpo literario de Ifa, nos dice que este, es quien plantea la lucha constante de Elenini (El obstáculo) por vencer el objetivo de Ori sobre la tierra; que mediante el llamado libre albedrio llega a conquistar la liberación de todas las emociones negativas que entorpecen al espíritu (Emi) de una persona y lo encadenan en la dimensión terrenal, condenándolo a una “constante regresión”.
Cuando se dice que hay 121 o 201 Eshu, realmente se está poniendo esta cifra al infinito y también al mismo tiempo, Eshu es considerado como el 1 o el 3 o su unión, o sea 13, entonces diríamos que 13=1+3 = 4, bajo desarrollo múltiple seria 4x 4 = 16 (Las 16 esencias u odus de Ifa), que a su vez serian 16 x 16 = 256 y 2+5+6 volvería a ser el 13 o sea la continuidad.
Para que exista una transformación de una energía determinada se necesita a su vez otra energía sumada o restada para obtener una resultante acorde. Para ello se realizan los llamados sacrificios (ebbó), donde se utilizan diferentes elementos (sangre animal, plantas, minerales, etc.,), Al realizar dichos sacrificios la energía circundante de una comunidad o de un individuo en particular será alterada por la suma o la resta de una energía inducida a su favor.
A Eshu le representan dos colores; rojo y negro. Rojo por Odduduwa y los Ebora y Negro como su identidad misma (La Obcuridad total). Estos dos colores conforman día y noche. Seria Eshu también la suma mística 1+1=1, un hombre y una mujer producen un niño, notando que, aunque la madre conciba mellizos, trillizos, etc., siempre será un solo engendro. Así también como que dos elementos distintos combinados darán origen a otro diferente.
Eshu el glotón, el amante de las golosinas, el tabaco, el aguardiente, siempre irá acompañado de su fiel amigo Oggún que es la fuerza, Oshosi que es el que caza o atrapa y de Osun que son los cuatro elementos; Agua, Tierra, Fuego y Aire conformando así un conjunto que conforma la existencia, Eshu es el traductor del lenguaje humano a los orishas y a la naturaleza en general y viceversa.
Un recinto tranquilo y próspero habitó en él, un espacio de tierra fue dedicado a tal propósito. Al final las riquezas y las penurias vivirán con él.
La divinidad "Ilgedé" es llamada también la deidad del Conjuro. Se dice que no tiene miembros y que su principal función es la de hacer que toda cosa que Orúnmila, la deidad de la sabiduría proclame, se haga realidad siendo aprobada por todos. Sólo los sacerdotes de Ifá plenamente consagrados y experimentados en el ifismo conocen de esta energía, que no se recibe como deidad de forma material.
Ulé, la divinidad de la Morada o de la Casa, e Ilgedé fueron conjuntamente las divinidades que acompañaron a Orúnmila en su viaje a la Tierra. Veamos un pasaje de Ifa tomado del odu Oyekú Meyi que afirma lo anteriormente expuesto.
Orúnmila, había sido aconsejado en la adivinación asegurarse que él sería el último en partir para la Tierra. También fue advertido que iba a haber un aguacero muy copioso que duraría mil días con sus noches. Él debía desafiar al aguacero y no podía buscar protección antes de llegar a su destino. Una tras otra todas las divinidades partieron para la Tierra. Al llegar al límite del Cielo y la Tierra, descubrieron que tenían que cruzar el último río del Cielo con un diminuto puente de soga el cual podía, solamente, alojar a un pasajero a la vez. Esto hizo que les tomara bastante tiempo lograr pasar a la parte terrenal del río.
Al llegar a Erebus la Tierra de la oscuridad continua, descubrieron que estaba lloviendo y todos comenzaron a buscar protección dondequiera que pudieron encontrarla. Todos sus designios para la destrucción del mundo se habían evaporado en fino aire como resultado de las dificultades que encontraron en el camino, las cuales fueron ideadas por Eshu.
Dentro de las divinidades amistosas que se encontraban del lado de Orúnmila estaban, Ulé (Casa) e Ilgedé (Conjuro). La Casa, que no se mueve, le dijo a Orúnmila que lo llevara en su bolso de divino. Conjuro, quien no tiene miembros, le dijo a Orúnmila que la batalla que lo aguardaba en la Tierra iba a ser muy dura. Por esa razón, él le aconsejó a Orúnmila que se lo tragara, de forma tal que cualquier cosa que él dijera fuera aprobada. Orúnmila aceptó las dos solicitudes. Según lo aconsejado, esperó porque todas las agresivas divinidades partieran para la Tierra antes que él.
Cuando llegó a la ribera del río se encontró con que sólo una divinidad faltaba. Esa era la reina del culto de la Hechicería (Llamada Iyami Oshooronga en yoruba e Iyenigheekpe en Beni).
Ella era demasiado floja para cruzar sola el puente, pero ellos todos la rechazaron, porque tradicionalmente sentían miedo de ella. Cuando vio a Orúnmila llegar, le rogó que la ayudara, pero él respondió diciendo que el puente sólo podía alojar a un ocupante a la vez. Entonces, propuso a Orúnmila que debía abrir su boca para ella volar dentro y prometió así mismo salir al final del puente. Con eso, Orúnmila se vio obligado.
Él había ignorado el hecho de que ella fue una de las divinidades que prometió destruirlo en la Tierra. En la cabeza del puente que daba a la Tierra, Orúnmila le dijo que saliera, pero ella se negó sobre la base de que su estómago era un lugar apropiado para vivir. Él fanfarroneó que ella moriría dentro de su estómago, pero la bruja lo anuló mordiéndolo en los intestinos y diciéndole que todos sus alimentos básicos (corazón, hígado, intestinos, etc.) eran abundantes dentro de él. Al percatarse Orúnmila del riesgo que corría, usó su instrumento de adivinación rápidamente para buscar una solución a aquel conflicto. Sacó un chivo de su bolso, lo mató y lo cocinó.
Después él la convidó a salir para comer, pero ella dijo que únicamente podía hacerlo en privado, ante esta exigencia el extrajo una tela blanca e hizo una casa de campaña para lyamí Ochooronga. Al sentirse complacida salió, se ocultó dentro de la tienda y se alimentó de la carne de chivo. Mientras ella se encontraba disfrutando de su comida, Orúnmila desapareció en la oscuridad de Erebus, haciéndole frente al aguacero, y sin mirar atrás, continuo su viaje sin detenerse. Encontró a todas las divinidades protegiéndose en un sitio o en el otro a los lados del camino. En consonancia con el consejo que le fue dado en el Cielo, continuo su viaje bajo el aguacero hasta que llegó a su destino.
Orúnmila fue recibido con alegría por sus seguidores quienes estaban preocupados por su tardanza. Al llegar, les pidió a Ilgedé y a Ulé que bajaran. Ulé bajo, pero murió instantáneamente, mientras que Ilgedé le dijo que él iba a ser más efectivo dentro de su estómago. Eso explica el por qué Orúnmila es considerado como el patrón de los conjuros, y la única divinidad capaz de conjurar con la palabra hablada. Él les encomendó a sus seguidores preparar una tumba apropiada para Ulé. Como estaba de cuerpo presente esperando por el entierro, los acontecimientos más maravillosos desde el establecimiento del mundo ocurrieron. De momento, hileras de casas similares al tipo de casas que tenían en el Cielo comenzaron a diseminarse por todo el asentamiento. Ese fue el comienzo de la fundación arquitectónica del mundo. En el lugar de las cabañas previamente construidas por los seguidores de Orúnmila, comenzaron a diseminarse por todos los alrededores construcciones palaciales.
En la actualidad, como tributo a Ulé, la divinidad de la Morada, los tradicionalistas africanos antes de construir sus casas o viviendas van por adivinación para ver que sacrificios deben efectuar. Estos sacrifican en los cimientos chivos, chivas, gallinas, palomas, nueces de kolá o lo que sea prescrito en la adivinación para poder proseguir la edificación de sus moradas.
Ulé es la que alberga o guarda todos los bienes materiales que el hombre va acaparando durante su vida, es ella quien los salvaguarda de todos los fenómenos externos que pudieran acelerar su deterioro y es, en la morada, donde los seres humanos realizan sus actividades más importantes durante su bregar por la Tierra.
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